Por: Antonio Segali / David Noé Figueroa
Con lleno total, Karla Munguía se dio cita en el aula magna de UNID en la que por espacio de una hora compartió con jóvenes universitarios, sus experiencias en Sudáfrica.
El motivo de su gira de conferencias en México, es “concientizar y educar a las personas sobre los riesgos a los que se expone la vida animal, no sólo en África, sino, en todo el mundo”. Durante su visita, presentó a los alumnos un video, realizado por ella misma, que muestra acciones que ha tomado desde que se graduó de su “alma mater”, el Tecnológico de Monterrey campus Querétaro, hasta anécdotas de su trabajo dentro de Animal Planet. Ahí documenta que antes de ser bióloga, es Licenciada en Ciencias de la Comunicación y que ha trabajado en medios como la radio y la prensa escrita. La presentadora de televisión hizo saber de su repudio a la caza de animales y a quienes usan sus pieles para vestirse pagando cantidades económicas estratosféricas.
Después de la presentación del video, Karla comentó que durante su estancia en la reserva “Shamwari”, con una extensión territorial de 25 mil Ha. cuidó por dos años de un elefante bebé llamado Thempa, quien la adoptó como su madre y ella, a su vez, como su hijo. Su labor consistía en darle 3 litros de leche cada 3 horas, ya que como un bebé humano era muy exacto para su alimentación; y dormir con él en una cama que le adaptaron dentro la jaula para que se adecuaran mutuamente. Alguna vez, esta cercanía y el olor que ya compartía con el animal le salvó la vida ya que en la reserva, un elefante adulto se le acercó tanto que Karla pensó que moriría “después de todo era yo quien invadía su territorio”, sin moverse ni casi respirar esperó a que el elefante se alejara y cuando sus amigos se enteraron le dijeron que nadie había tenido tanto tiempo tan cerca a colosal animal sin recibir daño alguno; “el olor te salvó” le dijo Lyndal Davies su jefa, quien sorprendida agradeció el que nada malo hubiera sucedido.
El resto de su trabajo consistía en levantarse de madrugada para ir con un guardabosque a la reserva y levantar imágenes para después seleccionar las mejores y hacer producciones con ellas.
Contó que tuvo una muy mala experiencia de prueba en la que sus jefes simulaban que habían encontrado a los ladrones y asesinos de animales quienes tenían en su poder cuernos de rinoceronte negro, “nada ni nadie me había roto el corazón como ese día”, dijo Karla, y su coraje e impotencia fueron tan grandes que les gritó cosas que jamás había siquiera pensado. Cuando le dijeron que todo era un simulacro y los “ladrones” la abrazaban tratando de calmarla, tuvo muchos sentimientos encontrados, sin embargo esa experiencia la diferenció del resto del grupo a quienes sí les había impactado la escena, pero no tanto como a ella.
Por último, la documentalista animal, se despidió dejándoles un mensaje a los alumnos que la acompañaban; “nunca dejen sus sueños, no se dejen llevar por los comentarios negativos que les hagan su familia o amigos; siempre tengan sus ojos en la meta que quieren, porque es su decisión”. El organizador del evento, le entregó un reconocimiento de parte de la universidad y un conmovedor recuerdo, un elefante de ónix, simulando a Thempa, su bebé. Los asistentes a la conferencia se retiraron satisfechos por haber conocido una perspectiva de vida diferente, salvaje y arriesgada pero humana y llena de satisfacciones, logros y anhelos que Karla espera, dé a conocer muy pronto.

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